Los programas desarrollados por el Ayuntamiento están encasillados en productos y programas que tuvieron su origen hace seis años. No se ha producido ninguna oferta nueva y estos magníficos, aunque antiguos programas, sufren las consecuencias del desinterés municipal, que les presta apoyo a cuentagotas.
Con mucho esfuerzo, nuestra oferta cultural se fue abriendo camino en el escenario español hasta alcanzar cotas de referencia. Lamentablemente, hoy estamos siendo superados y no se nos tiene en cuenta en el conjunto de España.
No identifico oferta cultural pública con el dinamismo cultural de una ciudad. Afortunadamente, existe oferta cultural privada que cubre, en parte, las deficiencias públicas. Entidades privadas de diversa naturaleza han incrementado sus actividades para llenar el hueco dejado por el Ayuntamiento.
La cultura es un elemento clave de las sociedades del siglo XXI. La libertad se despliega con cultura, un proceso que relaciona emoción y conocimiento crítico dentro de cada individuo, y cada uno con el otro.
El dinamismo cultural será un factor determinante a la hora de elegir la capitalidad cultural europea, pues difícilmente se elegirá a una ciudad que no haya demostrado su capacidad para organizar eventos culturales o para, y esto es mucho más importante, conseguir que la cultura irradie por todos los poros de la vida ciudadana.
La conjunción de actividades públicas y privadas coordinadas por el Ayuntamiento; la capacidad para desarrollar actividades conjuntas con otras urbes españolas o de otros lugares del mundo; el establecimiento de cauces que fomenten la participación de los vecinos en la política cultural para que se identifiquen con ella; el establecimiento de cauces culturales que permitan vincular la historia con el futuro, y la incorporación de las vanguardias culturales son factores claves para valorar el dinamismo de la ciudad. En estos aspectos, la política cultural de Aparicio se merece un suspenso radical.
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