jueves, 22 de abril de 2010

El reparto PoPular

La política burgalesa es irrepetible. Se conocen muchos casos de malas prácticas administrativas en España pero en ninguna otra ciudad se ha institucionalizado la arbitrariedad en la licitación pública como está sucediendo en Burgos. La estructura del sistema PoPular es clara:

• Todos los proyectos de urbanización son realizados por la misma empresa y supervisados por los mismos técnicos municipales. Al PP lo mismo le da intervenir en los alrededores de la catedral que en una zona de nueva urbanización. Son técnicos multiusos que aplican las mismas recetas a lugares diferentes.

• Los precios de estos proyectos son muy caros y así es reconocido por gran parte de los técnicos de la ciudad.

• Para evitar conocer el precio real del mercado el PP impone que las bajas que puedan ofertar los licitadores no superen el 10% de baja penalizando a aquellas empresas que propongan mayores reducciones. De esta manera nos encontramos con que en concursos de obra de más de 4 millones de euros se presentan más de 30 empresas de las que 28 ofertan el mismo precio y a los “despistados” que ofertan rebajas inferiores se les penaliza.

• Como los técnicos contratados a dedo por Aparicio son infalibles se impone el número de trabajadores que tienen que ser empleados de tal manera que no se puede valorar positivamente a las empresas que más empleo creen porque este está predeterminado.

• Como la infalibilidad municipal no llega hasta el extremo de saber cómo se debe realizar una obra para que se causen las menores molestias posibles al vecindario o para definir las calidades exigibles de los materiales los concursos son decididos por el plan de obra que presentan las empresas o por las “mejoras” propuestas. Eso sí: para evitar que los licitadores conozcan los criterios de valoración estos se elaboran una vez conocidas las propuestas presentadas.

• Con este sistema, obras por importe superior a 5 millones de euros se están adjudicando dependiendo de si se prevé colocar unas señales de tráfico u otras o por mejoras cuya valoración es inferior a las rebajas que se ofertarían sin incurrir en temeridad si la oferta no estuviera limitada a una rebaja del 10%.

Las conclusiones son claras:

• La política urbanística en el espacio público que se ejecuta en Burgos es deplorable: es difícil encontrar una ciudad peor.

• Las obras que se realizan en Burgos son muy caras.

• Los concursos se adjudican en el marco de la pura arbitrariedad: el PP selecciona a las empresas que realizan las obras conforme a sus caprichos e intereses.