A ningún directivo empresarial se le ocurriría desprestigiar a la plantilla de su empresa. Cualquiera sabe que sin la colaboración del capital humano es imposible que las organizaciones progresen. Sólo en el supuesto de que se quiera cerrar la empresa o de la manifiesta irresponsabilidad de un gerente se entendería esta práctica.
El Alcalde no pierde oportunidad de trasladar a la opinión pública el mensaje subliminal de que los empleados públicos no son eficientes. No tengo duda de que su objetivo no tiene nada que ver con el interés público. Más bien lo contrario.
Se intenta justificar la privatización de los servicios públicos y ocultar su propia incapacidad gestora que no consigue dotar al ayuntamiento de una estructura eficiente y de una plantilla motivada.
El último ejemplo que Aparicio ha dado de que para él es mucho más importante su imagen pública que la solución de los problemas de la ciudad es la publicación de unos datos con los que pretende decir que los bomberos no tienen razón en sus reivindicaciones.
Difunde los datos de los sueldos de los bomberos al amparo del derecho de los burgaleses a conocer en qué se gastan los recursos públicos. Es cierto que este es un derecho básico de todos los ciudadanos pero no lo es que Aparicio lo respete. Si tan preocupado está por la transparencia, debiera empezar por publicar su sueldo e indemnizaciones, en concepto de qué recibe sus ingresos y también el del resto de los concejales. Sólo si así lo hiciera sería creíble que quiere ser transparente.
Las cifras publicadas sólo intentan confundir a la opinión pública ocultando información relevante para analizarlas con justicia. Cualquier asalariado sabe que tan importante es el total de lo que se cobra como en concepto de qué se cobra.
Por otra parte, quiero repetir una vez más, que el engaño no puede ser el sustento de una negociación. Quien quiera ser respetado tiene que respetar a los demás cumpliendo sus compromisos.
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