Este es el título del editorial que publicaba Diario de Burgos el 2 de junio de 1999, próximas las elecciones municipales, donde aplaudía que el gobierno del PP, del que formaba parte Aparicio, inaugurara el aeropuerto municipal.
Lamentablemente, se inauguró un aeropuerto virtual, que costó a la ciudad cerca de 6 millones de euros, sin rendimiento público alguno. Aquel disparate fue rectificado durante la legislatura municipal progresista, de tal manera que ahora sí que estamos ante la posibilidad real de que, antes de terminar el año, Burgos cuente con un aeropuerto de verdad apto para usos comerciales y de transporte de viajeros.
El Ayuntamiento puede y debe colaborar en que esta infraestructura del Estado aporte a la ciudad un valor añadido. En el ámbito del transporte de viajeros, el municipio debe exigir a la Junta de Castilla y León y a otras administraciones públicas que den el mismo trato a nuestra ciudad que a otras en las que se mantienen líneas de transporte de viajeros gracias a diferentes subvenciones y apoyos. Disponer de comunicación aérea con París, Cataluña, sur de España y otras urbes europeas es de interés para Burgos.
Nuestro futuro depende de la industria. Detectar sus necesidades de comunicación comercial aérea, procurar su solución y encabezar al grupo de industriales que quieran desarrollar iniciativas en este campo es, sin duda, una de las principales tareas a desarrollar por el Ayuntamiento.
Los grandes aeropuertos españoles están saturados y son caros. Esta situación proporciona oportunidades de negocio en los ámbitos logísticos, como trabajos auxiliares, taxis aéreos y aviación deportiva, que deben ser exploradas junto con los operadores aéreos.
El Ayuntamiento debe escuchar, coordinar y encauzar las energías públicas y privadas existentes huyendo del victimismo y de la demagogia, que es lo único que ha practicado el PP hasta ahora.
No hay comentarios:
Publicar un comentario