sábado, 23 de mayo de 2009

La legislatura del estancamiento

Los años de Aparicio al frente del Ayuntameinto podrían definirse como los del retroceso, por aquello de que quien no avanza retrocede. Y es que el alcalde se encontró con una situación envidiable: mayoría política estable, una economía municipal saneada, todos los grandes proyectos en ejecución y una ciudad ilusionada que despejaba nuevos horizontes para el futuro.

La primera legislatura vivió de las rentas: grandes proyectos en ejecución (desvío, aeropuerto, circunvalación, solar de la evolución humana, etc.), gran cantidad de dotaciones deportivas, sociales y culturales recién inauguradas y un Plan Estratégico que concitaba los consensos necesarios.

Pero, la energía que proporciona la inercia se ha acabado. La ciudad está falta de nuevos impulsos por las carencias de quien la gobierna. En estos dos años, se ha producido un estancamiento preocupante, a pesar de que, gracias a Zapatero, nunca antes la ciudad había contado con tanto dinero. Los fondos del Gobierno de España a través del Plan de Excelencia Turística, el 1% cultural, el proyecto Urban, la rivera del Vena y el Fondo de Inversión Local son los que están financiando la mayor parte de las inversiones en ejecución.

Si nos centramos en los proyectos estratégicos, comprobamos que en seis años no se ha avanzado. El CAE de Villafría, el parque tecnológico y la ampliación de la depuradora todavía no son realidad. Este equipo de Gobierno pasará a la historia por haber desperdiciado los mejores años de crecimiento económico. Como ejemplo, baste decir que hace dos años existía demanda suficiente para llenar Villalonquéjar IV y, ahora, ésta no cubre ni el 40% de la oferta.

Los impuestos y las tasas locales se han incrementado sustancialmente. Sin embargo, los burgaleses no reciben mejores servicios públicos. Nunca ha tenido el Ayuntamiento tanto dinero ni nunca se ha malgastado tanto. La ineficacia en la gestión pública es manifiesta. Se ha incrementado la plantilla con empleados nombrados a dedo, de mediocre capacidad y cuyo único mérito consiste en ser de la cuerda del PP, pero que no aportan ningún valor a la administración. El caos organizativo es de tal magnitud que el Ayuntamiento pierde dinero todos los días al tener que afrontar intereses de demora por pagar con retraso a los proveedores.

La ciudad es un alma colectiva donde los ciudadanos, a través de la participación, se identifican con un proyecto colectivo común. Aparicio ha dilapidado todos los cauces de participación. El escaso entusiasmo con el que los burgaleses participan de la anodina candidatura a capital europea de la cultura es una manifestación clara de esta realidad. Sin la complicidad y el esfuerzo de todos es imposible avanzar. Al no entenderlo así, el PP está hipotecando nuestro futuro.

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