El conflicto con los bomberos tiene su origen a principios de 2006, año en el que reivindican mejoras de medios materiales y salariales. Las deficiencias de los medios materiales con los que cuentan los bomberos se ponen de relieve en muchas de sus intervenciones, comprometiendo la eficacia del servicio público y la seguridad de las personas. Ninguno de estos problemas fue resuelto, lo que motivó que la plantilla pidiera, en marzo de 2007, la dimisión del concejal. Aparicio reaccionó suprimiendo, por primera vez en la historia de este Cuerpo, la celebración de los actos del patrón.
En mayo de 2007, poco antes de celebrarse las elecciones municipales, Aparicio, personalmente, asume el compromiso de equiparar sus salarios a los de otros bomberos de la región. El incumplimiento de la palabra dada por Aparicio provoca que el conflicto se reanude en mayo de 2008. La gestión municipal no puede ser más desacertada.
- Se ha engañado y mentido reiteradamente dilatando en el tiempo la solución de los problemas. Es evidente que un conflicto se recrudece cuando una de las partes pone en crisis el valor de su palabra, como en este caso.
- La reacción municipal ha sido la de intentar desacreditar a los bomberos ante la opinión pública facilitando informaciones tendenciosas.
- Se ha actuado con arrogancia. Las manifestaciones realizadas rechazando la negociación mientras existieran medidas de presión son propias de personas intolerantes que no saben lo que tienen entre manos. Es precisamente, en situaciones de conflicto, cuando hay que intensificar el diálogo.
- Se desconoce absolutamente a la plantilla. Sólo de esta manera puede entenderse que se haya abusado de la policía local y nacional intentando aparentar un inexistente problema de seguridad para el alcalde.
Este conflicto es muy fácil de resolver. El alcalde sólo ha de cumplir sus compromisos y asumir sus responsabilidades ante la opinión pública dando cuenta de los acuerdos alcanzados y de los motivos que los justifican.
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