sábado, 28 de junio de 2008

Es irrelevante que el monumento de los Rotarios guste o no a quien gobierna

La colocación de este objeto, que recuerda el lenguaje expresivo nacido en 1919 que ha inspirado multitud de diseños y objetos decorativos, provoca una pregunta cuya contestación es, a mi juicio, obvia. El gusto siempre es personal y está relacionado con la educación, la cultura, los valores, la ideología y la moral de cada persona. Sin embargo la estética y el arte tienen sus normas que permiten hacer valoraciones académicas. La ciudad no es propiedad de quien gobierna sino de todos los ciudadanos. Por este motivo, cuando se interviene en los espacios públicos, el Ayuntamiento debe velar por el respeto al pluralismo de la sociedad, porque la intervención sea coherente con el entorno urbano, que responda a intereses públicos, que no se privatice el dominio público y que la intervención sea rigurosa y de calidad. Para garantizar la consecución de estos objetivos, el concurso público es el mejor procedimiento, pues garantiza la libre concurrencia y que la decisión la tome un jurado de calidad y prestigio contrastado. Se puede citar como ejemplo el concurso convocado para la construcción del Museo de la Evolución Humana, que contó con la participación de arquitectos de primer nivel mundial porque el jurado estaba compuesto por profesionales muy relevantes que garantizaban la objetividad y calidad de sus decisiones. Estas personas comprometen su prestigio intelectual firmando las consideraciones que justifican su decisión que se expresa públicamente en el acta del jurado que se puede encontrar en http://www.aytoburgos.es/contenidos/content..asp?contentid=897&nodeid=700&page=1 Cuando el encargo de obras de arte público se rige por los gustos personales o la amistad del político con el artista, se produce un deterioro del valor simbólico que debe existir en los espacios públicos y su capacidad de reunir las miradas de los ciudadanos y de conferir un sentimiento de comunidad. Es muy deseable que se produzcan intervenciones artísticas en la calle. Hay que garantizar su calidad, su adecuación al espacio, el respeto a la pluralidad y a los valores que son el sustento de la convivencia en paz y libertad.

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