Aparicio debe creer que él es la ley. Imbuido de esta creencia, se ha atrevido a escribir que el hecho de que los concejales socialistas recurriéramos la ilegalidad que él cometió permutando el Peña Amaya a cambio de bienes integrantes del Patrimonio Municipal del Suelo era la expresión habitual de la permanente actitud del PSOE de “hacer todo lo posible para poner zancadillas al avance de la ciudad y al bienestar de los jóvenes.” Los tribunales de justicia admiten íntegramente nuestro recurso y según Aparicio somos los socialistas los que creamos el problema. ¡Qué lástima que Aparicio estudiara Formación del Espíritu Nacional en lugar de Educación para la ciudadanía! Parece que el tiempo no ha servido para reconvertir la mentalidad forjada por su aprendizaje juvenil.
De la permuta del Peña Amaya sólo se ha beneficiado su anterior propietario. Le endosó al Ayuntamiento un edificio que no sirve para nada si no se hacen previamente cuantiosas inversiones a cambio de un solar en el que se pueden construir 5.960 metros cuadrados de aprovechamiento residencial (60 viviendas)
El PP, riéndose de los jueces, de la ley y de todos los burgaleses, ha manifestado su intención de no ejecutar en sus propios términos la sentencia que declara ilegal esta permuta.
Ciertamente, la legislación urbanística que promueve el PP siempre va dirigida a evitar controles administrativos y a favorecer negocios espurios. ¡Quién no recuerda del principio de que todo el suelo es urbanizable o del contenido de la ley del suelo de 1998!
En la última modificación de la Ley de Urbanismo de Castilla y León, incomprensiblemente, se ha introducido en su artículo 127 la posibilidad de enajenar mediante permuta directa, sin concurso público, bienes del Patrimonio Municipal del Suelo “cuando se justifique la idoneidad de los bienes inmuebles a obtener para el cumplimiento de las determinaciones del planeamiento urbanístico o para la satisfacción de otras necesidades de interés público”.
La permuta que ha sido declarada ilegal se fundamentó en que el colegio Peña Amaya era el único inmueble de la ciudad de Burgos en el que se podía construir un albergue juvenil. Este argumento no ha sido considerado válido por los tribunales y además el tiempo ha demostrado su falsedad. Ahora, por el mismo procedimiento, se intentará justificar que ese edificio es el idóneo, es decir el mejor en toda la ciudad, para ser reformado como residencia de emancipación juvenil. Una burla.
El albergue y la residencia de emancipación juvenil son dos buenas iniciativas que se deben realizar si el ayuntamiento tiene recursos suficientes para hacerlo. Pero el fin no justifica los medios y se debe respetar la ley.
El acatamiento de la sentencia implica que ese edificio no se puede dedicar ni a albergue juvenil ni a residencia. Además, es más barato construir un nuevo edificio que reformar el Peña Amaya. En todo caso, el PP tiene que devolver el edificio a su antiguo propietario y recuperar el suelo municipal. Esta es la única actuación democráticamente admisible.
El concejal de urbanismo dice que sería surrealista que el PSOE recurriera nuevamente a los tribunales si decidiera firmar un nuevo convenio. Por supuesto que recurriremos; lo surrealista sería no hacerlo.
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