viernes, 16 de enero de 2009

La importancia estratégica de las comunicaciones

En el año 1998, ya se sabía de la construcción de una nueva estación ferroviaria con motivo del desvío del ferrocarril. Diez años para planificar las nuevas comunicaciones del transporte público es un tiempo más que suficiente. Desde el primer día de la inauguración de la nueva estación, los viajeros debieran haber podido acceder al centro de la ciudad utilizando el autobús. No creo que sea mucho pedir a cualquier equipo de Gobierno municipal, por muy inexperto o negligente que sea.

Los centros modales de los diferentes tipos de transporte han de estar unidos entre sí, con independencia del número de personas que los utilicen. Si un usuario del tren conoce que la nueva estación no dispone de transporte público y que sólo depende de que existan o no taxis disponibles -en el supuesto de que pueda pagar este transporte, posiblemente se desanime a utilizar el ferrocarril y recurra al vehículo privado o al autobus interurbano.

Las estaciones ferroviarias son la primera carta de presentación de las ciudades. Cualquier turista o visitante que durante estos días haya llegado en tren a Burgos se habrá llevado una muy mala imagen: la estación se ubica en una zona no urbanizada, alejada del centro, no comunicada con las líneas de transporte público y con dificultades para encontrar un taxi. Su impresión de la ciudad habrá sido, por insólita, muy negativa.

Si son usuarios frecuentes del ferrocarril, estarán acostumbrados a visitar lugares en los que en las estaciones ferroviarias confluyen los diferentes modos de transporte. En Burgos, lo máximo que ha dado de sí el PP ha sido la puesta en servicio de una línea de autobús que trae y lleva pasajeros cada 60 minutos y que no funciona los sábados y festivos. Escasos frutos para cinco años de Alcaldía. Ahora se esgrime que se necesita tiempo para mejorar el servicio. Cinco años no han sido bastantes.

Apostar por el transporte público implica que a la nueva estación deben llegar los autobuses municipales con la frecuencia necesaria para atender las llegadas y salidas de los trenes a nuestra ciudad durante todos los días de la semana. Sin transporte público, no hay ciudad sostenible.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo que estamos viviendo en Burgos es tercermundista. Una estación del ferrocarril desconectada de la ciudad mientras que Aparicio se desentiende del problema y sólo se dedica a sus cosas en la capital de la Corte.

Anónimo dijo...

He sentido vergüenza de ser burgalés. He recibido a unos amigos procedentes de París y no se podían creer que la estación de trenes no tuviera autobuses públicos.
Tengo confianza en que vuelvas a gobernar en el Ayuntamiento pues han sido los únicos cuatros años en los que me he sentido orgulloso del ayuntamiento que tenía.