miércoles, 6 de agosto de 2008

El tamaño no importa

No creo que el PP utilice los metros cuadrados de bandera española para medir el patriotismo. Si así fuere, no sería tolerable que la bandera que ondeara en Burgos fuera de menor tamaño que la de Madrid. ¡Faltaría más!

 

El PP ha decidido colocar una bandera nacional gigante (así la denominan) en la plaza de España. Parece que se quiere imitar lo acontecido en Madrid, aunque hay que salvar las distancias pues, francamente, no creo que en Burgos se intente esgrimir la bandera para enfrentar a unos burgaleses con otros, como sucedió con la manipulación que de la enseña nacional se hizo en Madrid.

 

La utilización de la bandera de España está regulada por la Ley 39/1981, donde se explicita que simboliza la nación: es signo de la soberanía, independencia, unidad e integridad de la patria, y representa los valores superiores expresados en la Constitución que, en su artículo primero, proclama que España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político.

 

Esta Ley establece la obligatoriedad de colocar la bandera de España en todos los edificios públicos, independientemente de a qué administración pertenezcan. No prevé que sea utilizada en vías públicas, por lo que esta decisión del PP de Burgos es excepcional.

 

Precisamente, por este carácter excepcional, sorprende que se plantee una medida de esta naturaleza sin consultar con el resto de los partidos políticos, que son tan representantes de los burgaleses como el PP. No alcanzo a comprender bien qué valores intenta transmitir el PP de Burgos con este acto. Si busca un lugar espectacular que, a su vez, esté de acuerdo con el artículo 6 de la Ley que dice que "cuando se utilice la bandera de España ésta siempre ocupará un lugar visible, destacado y de honor", se me ocurren ubicaciones alternativas mucho más destacadas. Por ejemplo, el cimborrio de la Catedral, justo encima de la escultura ecuestre de Santiago que, espada en ristre, abate a un árabe al pie de su caballo; también podría ser en todo lo alto del cerro de San Miguel donde, utilizando una bandera más grande de la que se pretende, sería visible desde cualquier lugar de la ciudad; o en las entradas a Burgos, para recordarnos que estamos en España. Ciertamente, esta última opción habría que considerarla con mucho cuidado pues no debemos olvidar que el mayor daño que ha sufrido España en los últimos dos siglos le ha sido inflingido por el nacionalismo españolista excluyente más que por los nacionalismos periféricos, también excluyentes.

 

En todo caso, vistos algunos antecedentes históricos, conviene decir que tan españoles y buenos patriotas son los que estén de acuerdo con esta actuación como quienes la  critican y que la paz, la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político son valores que deben impregnar todas las actuaciones públicas.

 

Albergo una remota esperanza de que el PP explique el contenido y la finalidad de sus actos. Por mi parte, puede colocar todas las banderas de España que quiera en cualquier punto de la ciudad.

 

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